Visón de mujer
Por Elsy Melo
Maya
elsy.ya@hotmail.com
Soy partidaria de
la paz y apoyamos la negociación y concesiones aceptables para poder iniciar
ese camino, que se sabía, no sería nada fácil. Sin embargo, hasta el momento la
implementación de los acuerdos, lleva consigo un alto grado de preocupación y
reparos, que exigen de sus autores, la mayor sabiduría para saber manejar
determinadas circunstancias, pero también la mayor responsabilidad y respeto
hacia la población en general, por parte de quienes suscribieron un pacto para
desmovilizarse y reintegrarse a la vida civil y democrática del país, y quienes
en ocasiones parecieran no darle la seriedad que amerita ni asumir intregralmente
el compromiso de cumplimiento, por parte de todos sus miembros.
Es plausible
que con la dejación de armas, se hayan entregado 7.132 armas correspondientes a
la dotación de 6.800 guerrilleros, es decir, que se entregaron más armas de las
calculadas. Nada que ver con el proceso de desmovilización de los
paramilitares, que duró 3 años entre 2.003 y 2.006 y tan solo se entregaron
18.051 armas correspondientes a 31.671 combatientes.
Pero aparte de
este logro, resulta que las FARC hacían presencia en 242 municipios, en muchos
de los cuales al parecer, se están desplazando otras estructuras ilegales. Se
dice que el ELN ocupa 12 de éstos municipios; que otros grupos armados
organizados ocupan 74 y que además de otras zonas de anarquía criminal donde la
inseguridad ha crecido ostensiblemente, para rematar existen 16 municipios
donde hacen presencia las disidencias de las FARC. Y luego, ¿no era que el
grupo armado garantizaba la desmovilización total? Ahora resulta que también
tenemos que responder por la reconfiguración de la criminalidad que está
emergiendo como consecuencia del proceso de paz. Paradójico y preocupante.
Si bien el
acuerdo de paz, debe ser capaz de crear esa nueva oportunidad para transformar
las condiciones de exclusión y olvido hacia el campo colombiano, abrir espacios
democráticos y lograr el esclarecimiento de la verdad, lo cierto es que
circunstancias como las anotadas y las contradicciones de las FARC respecto de algunos
de sus integrantes , tachados de disidentes unos y narcotraficantes otros,
ameritan la contundencia del Estado, para combatir los brotes de violencia, las
organizaciones criminales y continuar con el camino trazado para alcanzar una
paz cierta y fortalecida para todos los colombianos.
Octubre 30 de
2017
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